Edema linfático o Linfedema

Epidemiológicamente, el linfedema representa una patología extremadamente difundida en el mundo y se debe, en primer lugar, a factores etiopatogénicos y, en segundo, al área geográfica de procedencia. En particular, el linfedema está muy difundido en los países de la zona ecuatorial. Se habla de cerca de 20.000.000 casos en China, de 19.000.000 en la India y cerca de 25.000.000 personas en el mundo resultan serológicamente positivas a la Filaria Bancrofti, principal causa de la patología infecciosa obstructiva linfática.
Se entiende por linfedema la acumulación de linfa en el espacio intersticial por falta de drenaje correcto. Pero tal acumulación puede ser debida a una superproducción de linfa o a un insuficiente drenaje.
El linfedema más frecuente es aquel que se origina cuando los vasos linfáticos no drenan bien su contenido rico en proteínas plasmáticas procedentes del espacio intersticial al que llegaron por los capilares sanguíneos. Como consecuencia de ello, se produce un edema que favorece la proliferación fibroblástica, la cual dificulta la circulación linfática, cerrando un circulo vicioso que puede conducir a la elefantiasis más monstruosa.

Si el linfedema se debe a la acumulación de linfa por falta de drenaje correcto, la causa está en el sistema linfático que padece una insuficiencia en cuanto a su incapacidad de drenaje y genera una insuficiencia venosa (con el aumento de la presión hidrostática capilar venoso por reflujo), lo que ocasiona, a su vez, una deficiencia funcional. Si lo que sucede es que se da una superproducción de linfa, la causa principal es una alteración orgánica del sistema linfático, lo que puede concretarse en una aplasia o hipoplasia del sistema colector.

El linfedema de déficit funcional es el menos frecuente y es consecuencia de una insuficiencia venosa crónica. En realidad, aparece cuando la enfermedad ya se ha instalado y se complica con inflamaciones locales (linfagitis) o sistémicas (handicaps motores, discrasias, etc).

Los edemas linfáticos son blancos, duros y elásticos, de modo que la huella digital no queda. La piel aparece distendida y con implantaciones pilosas formando mayor relieve.

Se distinguen dos grandes grupos: el linfedema congénito y los secundarios.
Alguno de los diferentes tipos incluidos en el primer grupo, afectan en preferencia a mujeres jóvenes, sin antecedentes ni causas que lo expliquen. Los primeros síntomas son hinchazón en el pie o tobillo de una extremidad que aumenta con el cansancio, el calor y los días premenstruales; el reposo lo disminuye. Con los años deja de progresar, pero para entonces ya ha motivado aspereza cutánea, uñas amarillas, pesadez del miembro y  a veces elefantiasis.
Los linfedemas secundarios corresponden a la mayoría de los casos detectados y pueden ser consecuentes o ligados a cirugía, a un traumatismo, a radioterapia , etc..

La elefantiasis, es la consecuencia de un linfedema intenso crónico y progresivo o inflamatorio, que produce un aumento de volumen considerable de la pierna afectada , con la consecuente fibrosis y trastornos de piel secundarios.

Otra enfermedad que afecta sobre todo a la mujer, aunque mucho más rara, es el lipoedema, un acúmulo de grasa simétrico en las dos piernas. Es  de índole familiar y debe considerarse más como un defecto estético que como una verdadera enfermedad.

 

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Última actualización, 02/2022